16 mayo 2016

El 15-M está vivo, y lo temen

Aunque no lo reconozcan, porque no les interesa, el espíritu del 15-M está vivo. Ayer se cumplieron cinco años del principio de este movimiento. Un movimiento que según la derecha y muchos medios de comunicación conservadores ha fracasado. Según ellos, lo que ha surgido de ese movimiento y ha alcanzado las instituciones están cometiendo los mismos errores que los viejos partidos.

¡Craso error! Sólo se puede decir eso de forma muy interesada y preocupada por la situación surgida. Es verdad que no ha habido, todavía, un cambio radical. Es cierto que no es tan fácil como se podía pensar el cambio pretendido. Pero, ¿alguien puede mantener que todo sigue igual, sin que se le caiga la cara por mentir?
Es cierto que el camino es largo, seguramente muchos hubiéramos preferido que los cambios se realizaran más rápido, pero eso no quita lo evidente. Hoy no es ayer, y el 15-M tiene mucho que ver en ello.

El 15-M fue una eclosión de rabia y de desafección a una forma de hacer política que no respondía a la sociedad y fue capaz de que emergiera una explosión de ilusión por un nuevo tiempo que habría de nacer.

Los antecedentes de ese episodio fueron varios, desde la guerra de Irak, que concentró una de las mayores oposiciones conocidas al gobierno del PP, por su intervención, o también el Nunca Mais del Prestige que convocó una marea de solidaridad contra la injusticia y la impericia de un gobierno incapaz de gestionar una crisis ecológica gravísima con consecuencias muy serias.

Y también las formas de comportarse de ese bipartidismo que tanto daño ha hecho a este país, como los privilegios de la clase política dominante, la utilización de las puertas giratorias, la represión indigna ante las manifestaciones contra los poderosos. Todo ellos en un momento crucial, cuando la crisis estaba en pleno apogeo y se veía la incapacidad de nuestros gobernantes para atajarla o al menos para no cargarla en la cuenta de los más débiles.

Hoy ese bipartidismo desastroso y dañino ha pasado del 80% al 50% de votos. Queda todavía mucho por andar, pero no reconocer que ese cambio se debe a la lucha pacífica que generó una ilusión ese 15-M famoso es no hacer honor a la verdad.

Allí estuvieron, miles, cientos de miles de personas que se organizaron y manifestaron en plazas de toda España, teniendo el epicentro en la Puerta del Sol de Madrid. Allí muchos, entre otros: Pablo Iglesias o Alberto Garzón, formaron parte activa de ese acontecimiento que inició un cambio cualitativo que puede amplificarse en las próximas elecciones del 26-J.

Es verdad que no ha sido fácil entrar en las instituciones, pero hoy es ya un hecho irreversible y esa nueva generación de políticos del cambio no son todo el 15-M, pero sin el 15-M no hubiera sido posible pensar en un cambio real.

Unidos Podemos no es el 15-M, el 15-M es más, bastante más, pero es una parte del mismo que puede conseguir un cambio político real, y que puede imprimir una ilusión que lleve a que sea la avanzadilla de esa nueva política, a la que se puedan unir todos los demás componentes del 15-M. Por eso las fuerzas de la reacción han encontrado a su enemigo. Temen que unidos todos podamos poner en marcha ese nuevo tiempo que se necesita. Y esto puede empezar pronto, el 26-J, que no se nos olvide.

Salud y República

2 comentarios:

Tracy dijo...

Subí de Córdoba a disfrutarlo in situ, ¡una maravilla!

Genín dijo...

Pues a mi me sigue oliendo a chamusquina, no lo puedo evitar, claro que yo estoy muy unido a la problemática venezolana y eso influye, no lo puedo negar...
Salud