29 mayo 2011

Una indignada “rompe el contrato social”

Esto es lo que Luisa Cuerda ha escrito en su blog. Esto es lo que piensa una indignada de Valladolid. Esto es lo que muchos, también yo, queremos compartir ante la atrocidad producida anteayer. Un alegato claro y conciso:

"Desde este momento declaro públicamente que, como ciudadana que, en su momento cedió al Estado su derecho al uso de la fuerza, le retiro ahora toda legitimidad para ejercerla.

Esto quiere decir que, de ahora en adelante, no reconozco a un policía más autoridad frente a mí que a otra persona cualquiera y que consideraré cualquier ataque que provenga de un policía como cualquier ataque que provenga de cualquier otra persona.

Por lo mismo, me siento legitimada, recuperado mi inalienable derecho a la autodefensa, para evitar, repeler o responder a ese ataque de la misma forma que lo haría con el ataque de cualquier otra persona."

Esta ruptura unilateral mía del contrato social, que no es probable que haga

temblar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pero que no por mínima debo dejar de hacer, viene dada, como os podréis imaginar, por el comportamiento de los Mossos de Esquadra en la Plaça de Catalunya de Barcelona esta mañana.

Llevo toda esta semana sin escribir porque he estado en las plazas (en la Puerta del Sol y en Fuente Dorada, en Valladolid) y cuando he llegado a casa me he visto inundada de opiniones, propuestas, artículos y argumentos, todos ellos tan válidos y tan estimulantes que no he sentido que mis palabras pudieran aportar mucho más al entusiasmo general. Hemos salido a las plazas de nuestras ciudades, pero sobre todo, hemos salido a una plaza común, la del respeto y la escucha de lo que los demás tienen que decirnos. Algo ha cambiado de una vez por todas, y cualquiera de los muchísimos ciudadanos de toda edad y condición que paseamos por el centro de las ciudades, que nos paramos a escuchar o que tomamos la palabra para decir lo que queramos (y he oído todo tipo de opiniones, que jamás han sido rechazadas), lo sabemos muchísimo mejor que los que, sin acercarse, especulan a tientas, desde sus casas de ventanas bien cerradas, sobre lo que va a pasar ahora retrepados en un autoatribuído papel de analistas. Muchas veces decimos que "no podemos saber la verdad de lo que nos cuentan, porque no hemos estado allí". Bueno, ahora sí podemos estar allí. Porque "allí" es nuestra plaza. Y tal vez sea un buen momento para recordar aquello de que la distancia más larga que existe es la que va de la cabeza al corazón, o, dicho de otra manera, desde nuestros miedos y pensamientos reactivos a nuestra aspiración por experimentar la vida.

Pero hoy quería hablar de los más ciegos entre los ciegos, los gobernantes españoles, que teniendo obligación de saber qué pasa con sus gobernados, no solo no se han enterado sino que repiten una y otra vez los viejos patrones, bien es verdad que amparados por el voto de quienes siguen pensando que son un "mal menor", situación absurda que se perpetuará mientras sigamos teniendo este sistema electoral, para evitar lo cual, y no para molestar a nadie, hemos salido masivamente a la calle siendo golpeados esta mañana, con lo cual completamos el círculo de ridiculez en el que damos vueltas desde hace ya demasiados años.

Los gobernantes de Madrid y Barcelona, se han superado hoy en la manera de considerar estúpidos a sus votantes, que es a quienes dedican su quehacer .

En Madrid quieren desalojar porque los comerciantes se han quejado de que no venden.

En Barcelona, porque tenían que asear la Plaza.

Consideradas desde todos los puntos de vista excepto desde el de alguien en coma profundo, esas son dos sandeces que compiten, como las propias ciudades cada vez que se enfrentan sus equipos de fútbol, en vulgaridad y carencia de lógica. Pasaría un rato rebatiéndolo si no fuera porque, a la vez que dejo de considerar legítimo que un señor me golpee con una porra que yo misma he pagado, dejo de considerar conveniente alimentar algo parecido a un debate con quien no conoce ni los rudimentos de un discurso coherente.

Me parece, sin embargo, muy importante recordar y dejar dicho que cada vez que pegan, humillan o desalojan a un ciudadano que ha salido a la calle para protestar pacíficamente contra un estado de cosas que está haciendo de nuestro país un país deprimido, nos están echando un pulso a todos los demás. También a los que han votado, a los que envían a la policía contra sus vecinos hoy: contra sus hijos mañana.

Y luego dirán que no saben lo que quieren. Y luego dirán que el pescado es caro.

Salud y República

7 comentarios:

Cristina dijo...

Sé que soy pesada con este tema, pero con acampadas y haciendo asambleas no va a cambiar nada. Hay que pasar a la acción: encierros, manifestaciones, legalizar el movimiento transformándolo en plataforma, hacer otro campamento cerca de La Moncloa, lograr acudir a platós de televisión nacional...

mariajesusparadela dijo...

Ole, ole y ole: no van a tener más remedio que escuchar.
La fuerza de palabras como las de esta chica, sobrepasan y prevalecen sobre todas las porras del mundo.

Txema dijo...

Creo que hay que dar algún paso más.

saludos

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Mucha fuerza en sus palabras. No tiene pelos en la lengua!
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Estoy con "esfera comunista", hay que materializar la alternativa y dejarse de filosofía en la plaza.

Genín dijo...

Es genial lo que escribe, lo malo que esa genialidad topa con los gorilas profesionales, que no tienen culpa, se limitan a seguir las instrucciones de el impresentable que tienen por encima, que seguramente se orgasma de poder, y la Generalitat lo defiende...
¡Que asco!
Salud

Ciberculturalia dijo...

Me habían mandando por correo la nota de Luisa Cuerda y me pareción realmente estupenda.
Después de unos horas fuera de la blogosfera, voy a ver si me pongo al día.
Te veo activo total. Me pasaré la noche corriendo para alcanzarte.
Besos de una bloguera algo vaga este fin de semana