06 abril 2008

La literatura como terapia de la política (XXVIII)

Pues sí, el fragmento de la semana pasada pertenecía a la novela: A sangre fría de Truman Capote. Y lo acertó, rápidamente, José Manuel.

Un periodista y novelista que ejerció en su vida de protagonista de novela. Excéntrico y extravagante. Fue adorado y odiado, se acercó a la aristocracia y la criticó con rotundidad. En su libro Música para camaleones, decía de sí mismo: "Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio." Fue muy depresivo y se autodestruyó consumiendo alcohol y drogas hasta que murió por sobredosis en 1984 a los cincuenta y nueve años. Sobre él se estrenó una película, hace un par de años, que describe bien al autor: Capote.

A sangre fría es la novela más popular del autor. Aparece en 1966 y narra el asesinato de cuatro miembros de una familia de Kansas. Un hecho real sobre el que se documentó y fabricó una magnífica novela que sería el referente del nuevo periodismo estadounidense. Fue un éxito total y se vendieron en menos de un año trescientos mil ejemplares, permaneciendo durante muchas semanas entre los más vendidos del mundo entero. Un año después, Richard Brooks rodaría una película con gran acierto, aunque lejos de la calidad del libro.

Cuando la leí, hace ya unos veinte años, me pareció fuerte pero real y me descubrió que de un banal asesinato, de una noticia desagradable pero aparentemente normal en una sociedad como la americana, Truman Capote había sacado petróleo.

Y ahora vamos con la apuesta de la semana:

Al principio la Fe movía montañas, sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios.

Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida, la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.

La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio.

Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de Fe.

Ya está todo dicho, sólo queda vuestra participación, o sea todo.

Salud y República

7 comentarios:

Gracchus Babeuf dijo...

Siento abusar, pero Usted nos despista: No es un fragmento. Es todo el relato. Del rey de los microrrelatos, el del dinosaurio.

RGAlmazán dijo...

Amigo Babeuf he tenido cuidado de no poner "fragmento" esta semana por eso. Efectivamente es el relato: "La Fe y las montañas de Monterroso. Es usted un hacha y además rápido.

Salud y REpública

Angel Adanero dijo...

Estimado Gracchus. Me temo yo que ese bonito sombrero que adorna su ilustre cabeza se lo va a acabar usted comiendo antes de lo esperado. Pero sin malos rollos. Si quiere se lo preparo yo con un buen aliño.
No sea usted tan avaricioso y deje algo para los demás. Que para una que tenía controlada se ha adelantado usted como siempre.
Pues nada, cuando quiera le mando la receta para cocinar el sombrero o si lo prefiere se lo preparo yo personalmente.

Un saludo.

RGAlmazán dijo...

Pero Sr. Adanero, anda usted perdido por ahí y cuando aparece amenaza a mis visitantes y amigos. Ya sabe usted que la vida está hecha no sólo para los que saben sino también para los que corren. Y usted no sé por qué pero me parece que no es la primera vez que llega tarde. ¡Corra, hombre, corra! que es usted de tierra de maratonianos y no se nota.

Salud y República

Angel Adanero dijo...

Ya ve señor Almazán, desaparecido como aparecí y vuelvo a aparecer.
Esa vida que usted postula no debe de ser para mí. Yo de saber lo justo y de correr lo mínimo.
En lo referente a Monsieur Babeuf no se extrañe de mis "métodos expeditivos". En una biografía del anteriormente citado se puede leer: "Postulaba la organización de la sociedad sobre la base del trabajo en común y una revolución social que debía completar la revolución realizada desde 1789, defendiendo, incluso, el empleo de la violencia y la necesidad de un periodo de dictadura".
Solo le correspondo con su misma filosofía. Es solo cuestión de intimar un poco compartiendo los mismos ideales.

Un saludo.

Gracchus Babeuf dijo...

Me alaga que hablen de mí, en mi ausencia.

Pues sí, trabajo en común, revolución social. Y no me gusta la violencia, pero estoy aburrido de ver que siempre se ejerce en la misma dirección. Sí, soy un puto comunista. ¿Podemos abolir la violencia? En mis tiempos abolimos la monarquía con una guillotina de mediadora. Soy partidario de soluciones menos filomatic, si es posible.

Prometo no volver a responder a los enigmas de Don Rafa hasta dentro de... dos semanas.Que me riñen, y me entristezco.

Lo de comerme el sombrero, lo estoy deseando. Y será el día de la despedida de Esperanza Aguirre. Creo que bastará una simple vinagreta.

Un abrazo, caballeros.

Angel Adanero dijo...

Estimado Monsieur Babeuf, como estoy de acuerdo con usted en lo del trabajo colectivo, me ofrezco a colaborar con usted en lo de comerse el sombrero. Pero creo que la despedida de la Aguirre es poco motivo para degustar tan suculento manjar.
No se tome a mal lo de las resoluciones a los enigmas del señor Almazán. Espero que la próxima semana nos demuestre también sus habilidades literarias. Si lo consigue me quitaré el sombrero ante usted. Luego ya veré que hago con el.

Un saludo