30 marzo 2008

La literatura como terapia de la política (XXVII)

El fragmento de la semana pasado estaba sacado de León el Africano de Amin Maalouf. Lo acertó enseguida Monsieur Babeuf.

León el Africano nació en Granada en 1488, su nombre era Hasan bin Muhammed al-Wazzan al-Fasi y cuando los Reyes Católicos reconquistaron su ciudad, toda su familia emigró a Fez, donde pasó su juventud. En un viaje por el Mediterráneo fue capturado por piratas cristianos que le regalaron al Papa León X, quien le dio la libertad y le puso a su servicio. Fue un intelectual de su época y además de escribir sobre viajes y geografía, sobre todo africana, fue un magnífico traductor. Además del árabe, dominaba el italiano, el latín, el griego y el hebreo.

Esta historia la recogió muy bien el escritor libanés Amin Maalouf, quien con una prosa exquisita llena de contenido la historia de este personaje renacentista. La mayoría de la obra de Maalouf es histórica. Procura contar la historia, con un estilo ameno, completando los datos con un conocimiento del entorno y la cultura a la que alude. Escribe en francés y vive en París desde la guerra civil libanesa. Ha sido ganador del premio Goncourt, el más prestigioso galardón literario francés y varias veces ha sonado su nombre como candidato al Nobel.

Y ahora vamos con el libro de esta semana. Éste es el fragmento:

La casa del Profesorado que se halla enfrente del Colegio nuevo, es una construcción antigua, pardusca y patética. Sus veintitantas habitaciones están divididas en apartamentos gratuitos destinados a miembros de la facultad que no pueden encontrar o permitirse otro alojamiento. Sin embargo, Susan y su madre habían conseguido dorar la píldora y dar un ambiente íntimo y personal a su apartamento, que constaba de tres habitaciones de la planta baja. Era increíble lo que contenía aquella reducidísima sala de estar: además de los asientos, un órgano, un piano, un jardín de plantas en tiestos llenos de flores y, a todo estar, un perrito muy vivo y un enorme gato somnoliento. Susan, una alta y lánguida damita de cara pálida oval con hermosos ojos de color gris azulado claro y manos extraordinarias de largos dedos flexibles, nerviosamente elegantes, aquella mañana de domingo…

Ahí queda eso. Adelante con los faroles y que les alumbren.

Salud y República

5 comentarios:

Anónimo dijo...

A sangre fría, de Truman Capote. Excelente novela policiaca.

RGAlmazán dijo...

Pues sí, acertó usted. Supongo que es José Manuel de Picapiedra (como no está enlazada su firma). Se trata de una de las mejores novelas policiacas, sin duda.

Salud y República

Anónimo dijo...

Supone usted bien, amigo Rafa :-)

Martine dijo...

Buenas Noches Rafa,

Cada vez son más rápidos en contestar... Me dejan asombrada...

Pero quería comentar que curiosamente no salimos de Marruecos, León el Africano en Fez, y Truman Capote en Tanger, me sigo sintiendo en casa... y cuanto se nota que aprecias a Amin Maalouf!

Un beso Rafa.

Luna Carmesi dijo...

Se me permite una recomendacion??

'Saber Perder' del autor de Soldados de Salamina; David Trueba.

Mucho tiempo sin pasar por aqui...
Me gusta el nuevo 'escaparate'!
:-)